viernes, 23 de mayo de 2014

¿ACEPTANDO LA PARTIDA?

Aunque es difícil de creer que no somos como semillas que se siembran en la tierra, que se riegan constantemente mientras germinan, que después de crecer producen otra semilla que alucinara de la misma manera en que lo hicimos en su momento y que después sin más, abandona este mundo de incertidumbres sin ninguna prueba de que lo que se vivió durante este tiempo era importante.  Tal vez solamente se deba tener en cuenta que se vivieron experiencias que marcaron a los que nos rodean porque el individuo mismo ya no cuenta mas, porque no existe una consciencia que de testimonio de él. 

Esto nos hace preguntarnos constantemente si la forma en que nos dejamos llevar por ese transitado camino era la forma adecuada de aprender, de entender o solo fue un signo de debilidad por no saber escoger, por no tener claridad en lo que debíamos admitir de cada uno de nosotros, porque cuando fue posible que en nuestra consciencia se grabara la verdad acerca de lo que debíamos aprender, el egoísta ego que nos domina fuese tan superior a la realidad.

Lo que realmente es absurdo, es que después de tener la certeza de que se vive dolorosamente tanto físicamente como psicológicamente, no se llegue a tener un poco de olvido de este terrible ego que nos mantiene atados a una realidad que no existe, a una vida en la que solo se piensa en el materialismo como inicio y partida, cuando es realmente vano e insulso, cuando lo que realmente importa es vivir y hacer vivir a quienes nos rodean esa maravillosa sensación de estar satisfechos con lo mucho que nos dieron al estar al lado nuestro.

Somos diversas etapas de la vida, en donde el crecimiento, el desarrollo y la respuesta a estas pueden ser favorables u ofensivas, todo depende de la forma en que esperemos desplegar toda esa fortuna que poseemos, porque cada momento que se pueda dar, cada esperanza que se pueda sembrar, cada llama de hoguera que se pueda encender, nos demostrara que vale la pena creer que existimos por algo.

Ese algo que nos llena de fortaleza para dar rienda suelta a las más infinitas ganas de aceptar que estamos cerca del final, desde el mismo instante en que descubrimos el  inicio.

jueves, 22 de mayo de 2014

Somos lo que sentimos.

Ser seres humanos que siempre están buscando en el interior del alma, la necesidad de sentir que se esta haciendo algo para algo. Y aunque al darse cuenta de la razón de esta continua búsqueda se tendría mejor control de las cosas que son incomodas, que al hacerse a la idea de que al saber se nos daría un respiro, que le permitiera a nuestro ser reunir  fuerzas suficientes para poder continuar su ardua labor, para mantenerse firme sin importar los obstáculos que se generaran en el camino. 

Es difícil entender porque al mirar las almas, se observa en la propia como en las de los que nos rodean, la lucha constante, el esfuerzo arduo, y aunque se esta solo en esa lucha, estamos también acompañados. Cada día que amanece ay quienes tratan de mantenerse a flote en este enorme mar de existencialismo.

Anteriormente era fácil darse cuenta de estas cosas, ahora con el tiempo que a pasado, con la madurez que se nos ha otorgado mediante las diferentes experiencias vividas, lo que nos ha permitido crecer como personas poco crédulas, que descubren que al saber, al reconocer el dolor de las otras almas, se puede tener una oportunidad para mantenerse cerca de ellas o al contrario para estar al margen ya que sentirse vinculado o afectado por no ser capaces de estar alejadas de ese mal que las ataca nos puede dejar vulnerables ante ellas mismas. 

Distinguir el dolor en los ojos de quienes nos rodean, saber que aunque se reconoce no hay nada que se pueda hacer para evitarlo es infinitamente difícil de aceptar, porque de que sirve tener tanto conocimiento si mientras quienes sufren de tales males no son conscientes de el, o tan solo evaden esa realidad que para su sentir puede ser solo la forma de mantenerse a salvo.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Has visto los atardeceres, los matices de colores que se forman a través de las nubes y que se unen con las montañas, aunque no tienen una duración eterna, dan la sensación de que están allí desde siempre y así perduraran. Sin quererlo despiertan sentimientos de nostalgia y alegría, nos muestran la inmensidad de nuestro mundo y lo pequeños que somos ante el, nos desvelan las diversas verdades que se esconden ante tanta belleza y lo poco que apreciamos tener tanto a nuestro favor.

Somos parte de esa gran inmensidad,  y a pesar de que esta al alcance de las manos no podemos compartirla con los que nos rodean, porque no nos pertenece de verdad, solo esta allí para que veamos un poco lo que nos perdemos día a día, nos permite vislumbrar que en cualquier momento se puede repetir, sin embargo solo lo hace porque debemos entender que las oportunidades no son las mismas, tenemos espacios en los que podemos escoger sentirnos participes de ellos, pero también existen aquellos espacios que aunque podemos estar cerca de ellos solo somos parte porque estamos allí nada mas.

Eso no significa que no se tenga elección para ellos, porque de ser así; podríamos escoger estar en un lugar totalmente diferente y no tendríamos que sentir que nos perdimos de ese momento.