sábado, 29 de octubre de 2011

En medio de la noche se escuchaban los rumores llevados y traidos por el viento tempestuoso, pensaste en lo ultimo que hicimos, pensaste en las frustraciones venideras y en las dejadas al paso del olvido, te vi llorando amargamente mientras intentabas darle fuerzas a tu cuerpo para culminar con la sombra del rencor guardado en lo profundo de tu corazon.

El inmenso cielo oscuro cubria todo a su paso, aun estando dentro de la enorme casa de madera que nos abrigaba de la turbulencia de la lluvia y de la arrastrante furia del viento, te vi pensando y observando como nos rodeaba sin darnos tiempo de escapar de el.

Eramos los dos y todos los demas en una misma habitacion, eras tu y era yo quien no podian ver como los rostros de tantas personas estando tan cerca nuestro no podian ocultar el estar tan lejos, si no podiamos verlos y ellos no nos veian, era como si cada uno tuviera a su alrededor un espacio interminablemente grande y aislante, de pronto ya no estabas a mi lado, te habia cubierto la angustia de no poder verme de nuevo, te abrazaba la soledad eterna de tu corazon al no tenernos el uno al otro.

Pense sin dudarlo, como es posible que estando siempre tan cerca mio, de pronto te hayas apartado tanto de mi lado, eramos dos irreconocibles desconocidos, eramos tu alma y mi alma perdida en la inmensidad del espacio abarcado por este cielo profundamente oscuro.

Esencialmente abrazadas bajo una misma estela, asi nos vimos alguna vez, ahora solo eramos un tu y un yo lejano, olvidado, odiado. Siempre pendiente de lo mucho que nos amamos y de lo mucho que dejamos de amarnos, ese era el final y el comienzo.

Ese eras tu y era yo... sin un ahora, un mañana, un despues, solo tu y yo.