sábado, 21 de enero de 2012

CONCIENCIA.

Ver cómo pasa el tiempo es inevitable, ser consciente de que al aumentar la edad, se deja de lado la frescura de la infancia, se deja de lado la aventura de la inexperiencia, con cada año que vamos acumulando seremos cada vez mayores, dejaremos tanto en nuestro cuerpo físico como en el espiritual marcas imborrables.

Ser adultos implica responsabilidades que no se pueden evitar, ser independientes económicamente es un requisito inevitable, saber que a medida que pasa el tiempo se encuentra de paso en nuestro camino innumerable cantidad de personas, que pueden ser importantes y que dejaran huellas en la historia que hemos ido creando.

Lo que aun no estamos dispuestos a olvidar o más bien a aceptar es que físicamente dejamos de lado el aspecto físico que adquirimos cuando pasamos de niños a adolescentes y de esta etapa a adultos, sobre todo cuando se es de sexo femenino, y más cuando se está influenciado por los medios de comunicación en donde se pueden detallar mujeres y hombres con cuerpos esculturales y bien formados.

Quien pudiera tener esos pectorales tan espectaculares como aquellos hombres deportistas o modelos que suelen pasar en los programas de moda, o esas chicas delgadas casi famélicas denominadas modelos o actrices, con esos cabellos lacios y bien peinados. Aunque parece increíble, somos deseosos o envidiosos por no tener solo un poco el aspecto que ellos tienen.

A medida que el tiempo avanza nos damos cuenta que no podemos detener lo inevitable, nos damos cuenta que cada diez años cambiamos drásticamente y que no podemos a menos que usemos doctores para que nos moldeen como a las estatuillas de arcilla o como a los cuadros recién pintados, no lograremos volver al pasado.

Somos deprimentes, llega un momento en la vida de un ser humano en que quisiera que todo se detuviera, que todo lo que aún le falta por averiguar no llegue, saber que lo que deseaste realizar no será logrado por el poco tiempo que te puede quedar, saber que mientras más avanzas más cerca estas del final que no sabes cómo será pero si sabes que llegara.

Tal vez estemos tan cansados cuando el momento se aproxime que no tendremos tiempo de pensar en esas cosas, tal vez estamos tan ciegos que cuando estemos terminando sin importar como, queramos aferrarnos nuevamente al aire que entra a través de nuestros pulmones, queramos continuar mostrando al sol el rostro pálido y arrugado.

Aun sabiendo como terminar, el miedo a partir de este mundo no nos permita soltarnos, dejarnos caer por fin en ese esplendido momento decisivo del final, no saber absolutamente nada, pues la poca conciencia que se tiene se pierde.