jueves, 18 de septiembre de 2008

SALIENDO DE LA OSCURIDAD.

De pronto me encuentro luchando por abrir los ojos y sacarme de esta oscuridad tan profunda, no recuerdo por que estoy tumbada en este suelo tan helado solo se que no puedo moverme, es como si un innumerable grupo de manos aprisionaran mis extremidades hasta el punto de no permitirles la libre movilidad.
A mis oídos llegan voces de personas a mi alrededor que no puedo escuchar, no las reconozco, me siento extraña, embotada; trato de saber que ocurre, pero no logro concentrarme, es como si un velo me nublara la razón, estoy cansada y quiero dormir profundamente. La oscuridad que me rodea es abrumadora, se que no estoy muerta; si fuese así, no podría escuchar las voces que se pasean a mi alrededor.
Intento concentrarme en mover alguna parte de mi cansado cuerpo, utilizo toda la fuerza para que uno de mis dedos se mueva; pero no hay resultado, de pronto mis ojos persiven unas cuantas siluetas que deambulan de un lado a otro, las voces me hablan he intentan que salga de este estado de estupor tan incomodo, pero es como si una barrera invisible no le permitiera a mi cerebro conectarse con los demás sentidos.
Una mano se posa en mi pecho y siento que me oprime, no puedo sentirlo claramente, me doy cuenta de que los impulsos que deberían hacerme sentir algún tipo de dolor no esta, me asusta el hecho de estar así, quiero levantarme pero no puedo, de repente le pido a mi mente que me ayude a gritar, necesito que me saquen de este pozo.
Alguien a mi lado me dice que todo estará bien, que regrese, que no me preocupe, me levantan del suelo y me acomodan en algo que parece una tabla, no es del todo cómoda y aun así es mejor que el helado suelo en el que estaba, el vehículo empieza a moverse. No se cuanto tiempo a pasado, solo se que debo volver, necesito volver a sentir, no puedo estar en un estado tan insoportable.
Al llegar al destino al que nos dirigimos, la tabla empieza a movilizarse y llega a una habitación, aun puedo escuchar voces, pero no se por que no puedo despertar de este aturdidor letargo, de pronto una mano me aprieta fuertemente el pecho y un repentino cosquilleo recorre todo mi cuerpo, al momento mis ojos se abren, estoy confundida y dolorida, la persona a la que veo me dice que no debo dormir, pero decirlo es mucho mas fácil que hacerlo, sin embargo ahora me siento nuevamente aquí, me duele la cabeza y aun no recuerdo por que. Pero estoy nuevamente viva.

1 comentario:

Marina Judith Landau dijo...

Wow!! Qué buen texto!!!!! Muy buenooo!!!
Saluditos.